La tregua antes de la batalla. La gran dormida casi alargada con la siesta desparramada para dormir después el sueño de los bebés… Esto no es vida…...
Libros, cerveza, paseo a la orilla del mar… Las cabezas flotantes de dos señoras que se dan un baño a las ocho de la mañana… el francés ya mayor que corre sus idas y vueltas para luego levantar los brazos al cielo como diciendo “lo conseguí otra vez” y al agua en un baño victorioso.
Por no haber no hay casi ni ratas voladoras de mar… abundan más los chuchos haciendo la croqueta en la arena y escarbando en busca de a saber qué tesoro escondido… Las huellas que dejamos por la mañana son reconocibles por la tarde… apenas hay una docena de huellas camino a la orilla.
Todo estaría genial si no fuera porque los únicos vecinos alrededor están pegados a nosotros… tengo la ropa aromatizada con olor de porro, se me está poniendo acento de pijo barcelonés y me están dando ganas de contratacar el pop ñoño con unos buenos gritos blackmetaleros… Pero me contendré… por ahora y quizá por esta noche…
Me doy cuenta que de vacaciones, La Rubia y yo apenas hablamos… no tenemos nada que comentar y ya hemos llegado a tal punto de simbiosis que pensamos lo mismo al ver alguna cosa… es lo que tiene llevar media vida juntos…
Mientras… cargamos pilas para el junio/ julio que se nos avecina… Y el perrico feliz en su paraíso particular con sus paseos monegrinos…
Pero esto dura poco…
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