lunes, 7 de julio de 2014

Nos quedó pendiente un café

Uno se hace a la idea de que llegará  el momento en que desaparecemos… un día estamos y al siguiente no queda nada de nosotros, una cáscara vacía, unos recuerdos para algunos, vacío para otros, nada para muchos.

La última vez que lo vi fue en la OCA. Tenía que firmar un informe conjunto que había hecho con su compañero. Hablamos como siempre, como si nos hubiéramos visto ayer y no pudimos tomarnos ni un café rápido porque teníamos mucho curro los dos.

La última vez que hablé con él fue por teléfono y me daba igual preguntarle a él o a otro veterinario sobre un tema de guías que habían llegado al matadero. Un qué tal, seguido de un bien y poco más. Al meollo de la llamada y  ya nos veremos, tenemos un café pendiente… que parece que no hay manera de encontrarnos sin prisas. Un saludo para todos- otro de tu parte.

La primera vez que lo vi me dio buen rollo, quizás porque se parecía al personaje de una de mis pelis favoritas de la niñez; un tipo pausado en gestos que no ponía pegas al curro y resolvía sin aspavientos. Sin un mal gesto, con una sonrisa, cínica a veces, y con el que enseguida hablabas de cualquier cosa intrascendente al principio hasta acabar sabiendo de nuestras miserias. Pasó por las mesas de mis compañeros en sustituciones… no hacía falta decirle lo que tenía que hacer, tenía experiencia para rato y se adaptaba a la forma de trabajar del que sustituía. Si necesitaba ayuda la pedía sin más y si lo necesitabas bastaba con decirlo.

Tuvo mala suerte con las opos y le costó aprobarlas un mundo… como suele pasar con aquellos que tienen tanta experiencia que buscan los tres pies al gato en un test o dan tanto dato en un tema, que queda embarullado. Al final aprobó y nos alegramos de que por fin colgase los apuntes y pudiera disfrutar. Poco tiempo ha durado la vida apañada en lo laboral.

Un día y zas, tu cuerpo aquí y tu mente a años luz. Me impresionaba eso de que respirases pero ya no fueras tú, que no quedase nada salvo unos ojos mirando más allá y que eso se prolongase semanas y semanas, quizás años. Creo que si nos dieran a elegir todos pediríamos algo fulminante, ahora respiras, ahora ya no… eso de que así la familia se ha podido despedir, de que a lo mejor hay un milagro… no, gracias. Qué raro se hace. Uno espera que sus compañeros de trabajo vivan su vida, se jubilen y poco a poco pierdas el contacto por la distancia… por el olvido… eso de ¿qué fue de…?

Nos quedó pendiente un café

No hay comentarios:

Publicar un comentario