viernes, 8 de marzo de 2013

No sé lo que quiero… dime tú

Hace unos días vino un señor que quería montar algo… no tenía claro lo que quería montar… o al menos esa es la conclusión que yo saqué tras casi hora y media atendiéndole… al principio hablaba de conservas de tomate y al final ya se montó la idea de conservas de tomate, de  champiñones y ya de paso, platos preparados… eso sí, mientras no me pidas mucha inversión…

No, si yo no pido mucha inversión… será la necesaria para la actividad que se quiera desarrollar… pero, me pareció increíble que viniese alguien sin idea de lo que quiere, sin un planito, esquema o esbozo de lo que podría ser la instalación, una idea del producto, su elaboración, su comercialización… incluso la inversión y un pequeño plan económico… bahhhh si es que los papeles y yo no nos llevamos…

¿A qué vino? Eso me sigo preguntando… si hasta quería que le contase cómo se hacen las conservas… que  no es por no contar pero es que la situación resultaba casi absurda…

¿Dónde acaba mi labor de asesoramiento y empieza la de sicóloga, comercial o profesora?

Lo atendí lo mejor que supe, le proporcioné documentación, legislación, lo intenté convencer de que primero pensara lo que quiere hacer, que la cosa no está para deber dinero, dejar pufos y empantanarse hasta las cejas… si esto fuera algo raro no lo contaría pero es que cada semana nos viene alguien con historias similares… desde ¿qué crees que puede funcionar en tal pueblo? a ¿cómo puedo hacer tartas y pizzas congeladas?… o la última que ha sido por teléfono: quiero montar una heladería, dime cómo se hacen los helados…

… jarrlllll??????

Al menos este trabajo no da para aburrirse…

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