sábado, 23 de febrero de 2013

Cómo hemos cambiado…

De niña, en el patio del cole, me alucinaba que en el campo de futbito, los chicos de ocho o diez clases supieran cuál era su bola y localizaran a sus compañeros de equipo entre la marabunta… sin matar a dos o tres que se cruzaban jugando a polis y cacos, a alguna chica despistada que buscaba la pelota del balón-tiro (balón prisionero)… y a la par comerse el almuerzo y atinar en las porterías custodiadas por una decena de porteros…

Jugábamos a lo burro, nos despellejábamos las rodillas (previa rotura de leotardos o pantalones), nos empujábamos, pisábamos… los piques con la clase de A eran memorables… cuidado con Elena, que cogía todas y daba unos pelotazos que te dejaban temblando…  Pero una vez que sonaba el timbre, te olvidabas de todo y tan ricamente…

Cuando jugabas al baloncesto con otros colegios, a veces los padres te llevaban o se acercaban a verlo… mi madre, antes de irme al partido, siempre me decía que cuidase con los dientes, que la ortodoncia ya estaba siendo cara… te daban un codazo en el pecho, te arañaban, tú pisabas, clavabas el codo, te daban un manotazo, la otra con la cadera… te susurraban un puta y tú un gilipollas y no pasaba nada… ningún padre se enzarzaba con el árbitro, ni con el padre de la contraria… al revés, a veces te regañaban por no haber tirado en esa jugada, o por el mal pase que habías hecho…

Igualico que ahora, verdad?

Flipo y alucino con esos padres que la emprenden con los árbitros, con los padres y los niños del equipo contrario, con los entrenadores que no sacan a mi niño… Me cabrea y repatea esas madres bobas que no paran de dar la brasa al profesor porque a mi niño no lo “ajuntan” en el patio, porque le pegaron una patada jugando al futbol y fíjese qué moratón lleva en la espinilla…

Qué tontos y melifluos de cojones… los pifostios que se montan ahora si un niño de seis años levanta la falda de una niña…

Menos mal que crecí en los ochenta: sus rodillas con postillas, los baños unisex donde ver competiciones de mear más lejos, su colonia Chispas (qué mal olía, la jodía), la G.A.C., los chinitos de la suerte, las pegatinas toi de los bollycaos (también que malos), el estuche de dos pisos de Pelikan, las ceras Manley, el boli de 16 colores, los inicios de la Kitty, los cuadernillos Rubio, Las colecciones de Barco de Vapor…

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