lunes, 23 de julio de 2012

2 días

La invasión de las moscas se está haciendo fuerte… no llega a ser como las imágenes que ayer vi de un mercado en Paquistán pero cada día que pasa se va acercando… la de moscas por contenedor de basura que puede haber… y lo malo es que entran en casa, en el trabajo, en los bares… un asco.

En el despacho me hacían compañía o custodia, no lo tengo claro, como una docena de moscas. Como no nos queda otra que estar con las ventanas abiertas ante la falta de aire acondicionado (hoy solamente nos hemos quedado a 28ºC, gracias a que ha estado nublado) y las moscas rondando por tu cara, por los papeles, puag… qué imagen más impresentable, cuando nosotros siempre en las inspecciones estamos con el rollo de las moscas… menos mal que solamente he atendido en el despacho a dos personas y salvo aspavientos con la mano, no han dicho nada.

Toda la mañana sacando papeles para dejarme lo más limpia posible la mesa. Que es tontería porque mañana tras mis inspecciones y las de algunos compañeros, de nuevo volverá el montoncico de cosas a responder.

Hoy me ha llamado un compañero que está a tiro de piedra de la gran civilización para preguntarme cómo hacer algunas cosillas. Se quejaba de que han echado al administrativo; el chorreo de interinos que se va a la calle es lento pero constante. El trabajo que hacía el administrativo, ahora lo tiene que hacer él o intentar repartirlo y si no eres mañoso con el ordenador, pues oiga, que los informes salgan todo lo feos que quieran, si lo que importa es el contenido, pero claro, si para un par de escritos pasas la mañana, no es plan… porque además, tienes que atender el teléfono, a la gente que llega, archivar, clasificar, hacer manualidades varias, encuestas, recuentos, ir a correos, controlar material y mil cosas que ya habías olvidado… y que de golpe te encuentras haciendo y quitando tiempo de tu trabajo “oficial”… Qué narices, es trabajo… y que se quejen, aunque lo dudo, porque en el fondo nuestro trabajo a algunos les importa una mierda.

Dos días. Lo que no esté en la lavadora, sucio queda (o se lleva a lavar a casita). La nevera ya da penica. El disco duro está a tope de pelis y series a intercambiar con las hermanísimas. Mi ebook tiene libros de todo tipo y condición. Mr Pendergast me espera en papel para seguir la intriga, porque a pesar de tenerlo en el ebook, como que me mola más leerlo en tocho pesado. El perro ya sabe que se va a su pradera particular en la que refocilarse y lleva unos días portándose mejor que muchos humanos… parece una tontería pero le hablas de la “rata Renata”, de los pajarracos que hacen “u-ju”, de las pelotas amarillas y de los perros malvados y se pone nervioso, moviendo la cola como si fuera un ventilador y pegándose a mi sombra, no vaya a ser que me lo deje olvidado… ya lo veo esta noche haciendo custodia a la maleta de La Rubia, que se pira mañana por compensación horaria (es lo que tiene trabajar 12 días seguidos por culpa de las guardias).

Dos días… todavía no lo creo…

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