martes, 6 de septiembre de 2011

Vuelta a la rutina

Nevera cargada de hortalizas del huerto y tapers de nuestras madres… hasta el perro tiene su taper con comidita (el pobre va como un alma en pena por la casa)… menos mal que todavía se apiadan de nosotros y nos hacen la vuelta un poco más llevadera con comidita de mamá. Todavía vamos renqueantes con esto de los madrugones pero lo que más me joroba es que se han acabado mis sesiones de natación (espero que este otoño abran una a unos 30 Km de Mordor… aunque supongo que es como cuando en enero uno decide dejar de fumar o aprender inglés…). Tres semanitas de nadar y juro que lo noto en mi espalda y los brazos (hasta chichas me he quitado de la zona de la clavícula, qué buena falta hacía).

Aparte de los semáforos, que obviamente no iban a estar bien coordinados y te tocan dos en rojo en menos de 100 metros y sigue tocando esperar en mitad de la carretera para hacer un giro permitido a la izquierda porque abren los semáforos en sentido contrario a la par que te permiten el paso… no ha habido nada interesante a excepción de la pérdida de un par de falanges de un carnicero al ir a desatascar la picadora de carne… un accidente tonto que le ha pasado a uno que siempre me ha parecido muy cuidadoso y cabal.

Siempre me han dado un poco de “cosica” todo el tema de picadoras, batidora de cuchillas y demás. Supongo que viene de pequeña cuando la carnicera a la que iba mi madre se dejó las puntas de unos cuantos dedos al empujar la carne en la picadora…

En ambos casos, la conversación subsiguiente es la misma, ¿qué hicieron con la carne picada y la “otra”? Vale, un poco cochino…

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